Mitos argentinos: El Familiar.

En el día de hoy, les obsequiamos una investigación sobre la que, probablemente, sea la fábula más difundida por el norte de nuestro país.

—Por: Luca Bosi.

La criatura, descripta como un can de ojos carmesí y de aspecto rabioso.

En Revista Bilis, les vamos a traer un mito que quizás no es tan conocido en Buenos Aires, pero gran parte del interior de nuestro país—más específicamente en la provincia de Tucumán, donde nació este mito— hasta el día de hoy sigue aterrorizando a muchos lugareños, y desconcertando a escépticos.

 Como con cualquier otra leyenda,  las historias se van cambiando a lo largo del tiempo. Los relatos mutan a su compás. Pero, si nos ponemos a pensar, siempre hay algo que une a todos los relatos para crear una misma historia. La leyenda habla de «El Familiar«: un ser demoníaco que, según el folclore, brinda protección y riqueza a quien lo invoque, a cambio de sacrificar una persona cada año para saciar su apetito. Según la versión más extendida, a principios del siglo XX, el propietario del Ingenio Santa Ana hizo un pacto con El Familiar, para garantizar la prosperidad y buenas cosechas a cambio de la vida de un trabajador cada año. Con el tiempo, se dijo que cada fábrica tenía su propio Familiar, oculto en sótanos para alimentarse anualmente con obreros engañados, a los cuales se los dejaba sueltos en los cañaverales para ser presa de estos seres.

Este ser, posee habilidades extraordinarias que van más allá de lo humano: fuerza sobrehumana; suerte descomunal, que trae riqueza y éxito a quien lo invoque; capacidad de transformarse en diversas formas, como perro de ojos rojos o sin cabeza, serpiente, toro, burro, e, incluso, un hombre con traje. Puede vivir sin cabeza y no necesita respirar, ya que es inmortal. Además, puede manipular almas, llevándose la de sus víctimas al infierno, y tiene el poder de emitir fuego desde sus ojos. Desaparece a sus víctimas sin dejar rastro y es capaz de infundir miedo, especialmente entre los trabajadores que son considerados «flojos» o rebeldes.

Luego de haber presentado esta historia, profundizaremos en cómo se origina este mito famoso, para luego ir analizando esta famosa leyenda del norte. Sabemos que los mitos sobrenaturales nacen en algún suceso real, que sufre alguna teorización al respecto, y que deja precedentes en el futuro, para crear historias de este tipo.

Para analizar este mito, nos vamos apoyar con el texto de Kirsten Mahlke (Universität Konstanz) (Majlke, 2012) «El Familiar, el azúcar y el terror. Sobre un mito del noroeste argentino«. Lo que Kirsten, en resumidas cuentas, nos explica, es que este mito no hay que pensarlo como algo producto de la última dictadura militar; ya que, si podemos recordar, hay varios mitos sobrenaturales y leyendas que hablan sobre  personas desaparecidas. Estos rumores, eran difundidos por algunos militares, en un intento de ocultar las atrocidades que estaban realizando. Hay que pensar que estamos hablando de los años 70s y las noticias no eran difundidas como ahora, ni tampoco existía internet para corroborar todo instantáneamente. La gente no sabía lo que ocurría y el por qué desaparecían tantas personas. Citando textualmente a Kirsten Mahlke (Mahlke, 2012): “El método del terror y la consecuente desaparición del cuerpo ha sido introducido en las prácticas de dominación en las plantaciones azucareras mucho antes de la aplicación sistemática y masiva por la dictadura militar. Entre el 1976 y 1979 seguía siendo un método que se asociaba sobre todo con su apogeo en la noche conocida a través del país entero como “El Apagón” de la empresa Ledesma con 300 detenidos desaparecidos”.

Como habíamos dicho anteriormente,  lo que hacía este ser era atrapar aquellos “vagos” o delincuentes que intentaban debilitar el mercado de un patrón azucarero; en resumen, estas historias eran creadas para una autoprotección por dichos dueños de estos ingenieros azucareros, en un intento de evitar los robos y para manejar a sus empleados de una manera psicológica, mediante el miedo. La “suerte” que recibían los dueños de los azucareros, era, en realidad, el temor del peonaje ante la tenebrosa presencia del Familiar.  Además de esto, también existía la superstición de que el macabro ser, atraía fortuna; porque se decía que traía buenas cosechas y buenas ventas. Por último, y más oscuro que la misma leyenda, servía para poder explotar, de una forma totalmente cruel, a los trabajadores de estos ingenios azucareros. Podemos apreciar, de un modo grotesco, la impunidad de un patrón ante la ignorancia e inocencia de estos trabajadores totalmente manipulados.

Historias como la del pacto con El Familiar van condensando de una manera imponente el saber de una realidad más allá del capitalismo industrial y su ánimo de lucro: la contabilidad por partida doble de vidas humanas y ganancias de acciones. La historia da cuenta de relaciones sociales que parecen estar basadas en el modelo humano de Hobbes y del sistema crediticio. Quien quiere invertir en la producción de azúcar negociada al mercado internacional, debe primero aportar montos enormes de capital prestado que transmite en seguida en forma de deuda a miles de obreros reclutados de manera forzada”. Para cerrar esta nota, vamos a analizar este fragmento del análisis que hace Kirsten Mahlke (Mahlke, 2012). Para muchos de los que vivimos en la capital de nuestro país (o estamos alejados de estas realidades), nos puede dejar pensando algo que es bastante sombrío: al descubrir el verdadero propósito de un mito podemos decir que pierde totalmente su gracia de leyenda. Pero antes de analizar este punto, también debemos decir que el mito tuvo sus avistamientos; pero, al tratarse de un ser parecido a un perro, las historias se distorsionan y van perdiendo un verdadero valor.

Esta clase de mitos, que intentan asociar el éxito y la prosperidad para un negocio, siempre están relacionadas con la muerte, la idea de los asesinatos y el beneficio para estas familias. No queremos acusar a nadie ni a nada sin tener ningún tipo de pruebas. Pero, quizás, la creación de estas leyendas se dio para ocultar ciertas acciones que llevan a cabo varias de estas familias; como la represalia por un robo o por un ajuste de cuentas, o, como dijimos antes, solamente por el hecho de una seguridad que un relato oral les puede otorgar.

Esta clase de mitos, nos hace pensar qué tan poderosos y riesgosos son los relatos orales, los cuales se difunden y tienen repercusión. Porque, hasta el día de hoy se cree que este mito es verídico (En 2022 un obrero de Salta denunció que lo atacó este espectro). Desde tiempos muy lejanos, a las sociedades se las puede dominar a base de un relato oral, que manipula las creencias y lucra con los desconocimientos de muchas personas. Esta, es un arma más que peligrosa.